Los investigadores analizaron supermercados en 13 países europeos para evaluar la disponibilidad y el precio de los productos que ostentan la etiqueta ecológica de la UE y tres etiquetas nacionales y regionales equivalentes. Estas certificaciones garantizan productos con menor impacto ambiental y en la salud a lo largo de todo su ciclo de vida: desde el diseño y la fabricación hasta el uso, el reciclaje y la eliminación.
El estudio puntual revela diferencias sorprendentes en toda Europa:
- Asequibilidad: en la mayoría de los países, los productos con etiqueta ecológica son, de media, entre un 9% y un 27% más baratos que sus homólogos convencionales.
- Disponibilidad: el acceso a productos con etiqueta ecológica varía enormemente entre países: desde el 80 % de los productos con etiqueta ecológica en Dinamarca, hasta solo el 2 % en Chipre (Grecia). En general, comprar productos sostenibles es mucho más fácil en Escandinavia que en otros lugares.
Miriam Thiemann, responsable de políticas de consumo sostenible en la EEB y la BEUC, declaró: «Los supermercados desempeñan un papel fundamental para garantizar que los productos con etiqueta ecológica estén disponibles, sean visibles y asequibles para los consumidores. Es hora de que los minoristas den un paso al frente y hagan de la opción sostenible la opción fácil en toda Europa».
Los datos muestran que los consumidores desean comprar de forma sostenible, pero se enfrentan a importantes obstáculos. El extendido lavado de imagen verde confunde a los consumidores y reduce su confianza en las afirmaciones ecológicas. Tres de cada cuatro productos en el mercado de la UE incluyen una afirmación ecológica, pero más de la mitad son engañosos, carecen de fundamento o son inexactos, según la Comisión Europea. Ante este panorama, las certificaciones sólidas como la Etiqueta Ecológica de la UE desempeñan un papel fundamental al ayudar a los consumidores a identificar rápidamente los productos más saludables y sostenibles.
El informe se publica en un momento en que los responsables políticos de la UE debaten el futuro de la Directiva sobre Declaraciones Ecológicas, una ley diseñada para combatir el lavado de imagen verde mediante el establecimiento de normas estrictas para que las empresas se justifiquen y comuniquen sus afirmaciones medioambientales. En medio de una creciente tendencia a la desregulación, las negociaciones se han estancado, poniendo en peligro dos años de avances y alimentando la preocupación de que la ley pueda ser desmantelada o incluso derogada por completo.