La actividad agraria en España genera cada año alrededor de 160.000 toneladas de residuos plásticos, un impacto que ha motivado la búsqueda de nuevas soluciones de plasticultura, entre otras formas haciendo uso de deshechos y subproductos de la labor del campo para crear polímeros sostenibles.
El dato, que incluye los envases, está contenido en un informe de la Comisión Europea (CE) de 2021, que detalla que casi la mitad de los residuos plásticos agrarios de España proceden de tuberías de riego y la otra mitad de invernaderos y túneles (23%), ensilado (11%), acolchado (10%), cordeles (5%) y envases de plaguicidas (3%).
Como la utilización de plásticos para la producción agraria (plasticultura) está muy extendida en el país, principalmente en Andalucía, donde se encuentran más del 75% de los invernaderos y acolchados y casi un 70% de los micro-túneles, en los últimos tiempos han surgido proyectos que buscan ofrecer soluciones más sostenibles a esta actividad.
El Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) es uno de los centros más activos en este sentido y en la actualidad tiene abiertas varias líneas de trabajo para reducir el impacto de los plásticos en la agricultura, teniendo en cuenta su gestión de fin de vida, reciclado, valorización, compostabilidad y biodegradabilidad.
Uno de estos desarrollos tiene que ver con la generación de bioplásticos a partir de subproductos agrícolas no aptos para alimentación, como almidones, algas o residuos de zootecnia, ha explicado a Efeagro la investigadora Chelo Escrig, responsable de Agricultura y Medio Acuático de AIMPLAS.
"Con estos subproductos obtenemos nuevos biocompuestos adecuados para la obtención de productos de plasticultura de bajo espesor como films agrícolas (acolchados, film de solarización, desinfección, tunelillo, etc), tutores o mallas de sombreado, que son biodegradables en condiciones industriales, de compost o de suelo", comenta Escrig. Se trata de una de las mejores alternativas, a juicio de la investigadora, ya que al ser material biodegradable no hay que retirarlo del campo, no elimina sustrato orgánico ni riqueza de la tierra y se queda incorporado al suelo.
Otra línea de trabajo es la valorización de residuos de alto contenido en celulosa que se encuentran en el sector agrario, como restos de poda, por ejemplo, que se acondicionan, trituran y molturan para ser incorporados a diferentes tipos de polímeros, tanto bioplásticos como convencionales, para obtener un símil madera, papel y cartón para distintos usos. "Si lo incorporamos en un polímero convencional estamos disminuyendo el consumo de material plástico y valorizando un residuo, e intentamos evaluar también su reciclabilidad tras su uso o cómo afectaría que este producto si cayera en un acuífero", comenta Escrig.
AIMPLAS también está trabajando en una metodología que permite incorporar a productos de plasticultura extractos naturales o ingredientes activos que se usan como fitosanitarios y bioestimulantes, de forma que se pueda reducir el uso de productos químicos y evitar las perdidas de estos ingredientes activos por deriva y escorrentía. "Estos productos, además de la función de conseguir cultivos donde no habría que usar la plasticultura, dan el valor añadido de ser por ejemplo un fitosanitario adecuado para el tratamiento de plagas evitando la utilización de fitosanitarios químicos", destaca la investigadora.
A pesar de estos desarrollos, para determinadas aplicaciones de la labor agraria aún no es viable la aplicación de bioplásticos y lo más adecuado es optar por polímeros convencionales cuya gestión de fin se vida sea el reciclado físico y/o químico, explica Escrig. Esto influye en que el consumo de plástico biodegradable no alcance aún ni el 1 % del total del plástico que se usa en la agricultura en España, que se acerca a las 182.000 toneladas por año, excluyendo los envases.
Además, entra en juego la variable del precio, ya que los plásticos biodegradables pueden costar en España entre 2 y 4 veces más que los plásticos convencionales, según el informe de la CE. La situación en Europa no es muy diferente y de un volumen de 722.000 toneladas (excluidos los envases) de plástico que se usan anualmente en el sector agrario, sólo un 1% es biodegradable. La generación de residuos plásticos agrarios a nivel continental es aún mayor y se sitúa en aproximadamente 1,18 millones de toneladas, representando el 5 % de todos los residuos plásticos generados en la Unión Europea (UE).