El informe, “Abordar la contaminación plástica persistente: el caso de las soluciones biodegradables”, concluye que si bien los materiales biodegradables se fragmentan en microplásticos como parte de su proceso de descomposición, estas partículas son transitorias y continúan biodegradándose a través de la actividad microbiana, a diferencia de los plásticos convencionales que persisten indefinidamente en el medio ambiente.
La evidencia de estudios de caso en agricultura, silvicultura y compostaje demuestra que, cuando se gestionan adecuadamente bajo marcos regulatorios favorables, los plásticos biodegradables se descomponen a un ritmo similar al de su introducción en el medio ambiente, lo que evita su acumulación a largo plazo. Las investigaciones demuestran que las películas biodegradables de acolchado agrícola pueden alcanzar concentraciones estables en el suelo en lugar de acumularse con el tiempo. Los ensayos de campo confirman que los materiales continúan degradándose y finalmente se mineralizan en dióxido de carbono, agua y biomasa.
Gail Shuttleworth, autora principal del informe de Alder BioInsights, explicó: «A diferencia de los microplásticos convencionales, los microplásticos verdaderamente biodegradables son transitorios y experimentan una mineralización completa al exponerse a las condiciones ambientales adecuadas. Esta diferencia fundamental los convierte en una herramienta clave para combatir la contaminación por microplásticos procedente de plásticos utilizados o propensos a entrar en el medio ambiente».
“Además, regulaciones sólidas y estándares internacionalmente reconocidos, como los de biodegradabilidad y compostabilidad, han impulsado la innovación, garantizando que los materiales certificados cumplan con los parámetros de biodegradación verificados y brindando confianza en que estas alternativas brindan beneficios ambientales genuinos”.
El informe examinó aplicaciones clave donde se utilizan materiales biodegradables en entornos abiertos. Las películas de acolchado agrícola biodegradables, certificadas según la norma europea EN 17033:2018, deben convertir al menos el 90 % del carbono orgánico en dióxido de carbono en un plazo de 24 meses. Si bien las condiciones reales de campo pueden ralentizar este proceso, los estudios demuestran que se establece un equilibrio entre la aplicación de la nueva película y la descomposición de los fragmentos de plástico existentes, lo que evita su acumulación a largo plazo.
Los ensayos de compostaje industrial realizados en varios países demostraron que los plásticos compostables certificados se desintegraban eficazmente en 22 días, y algunos artículos, como las macetas de ácido poliláctico, se descomponían por completo en tan solo 11 días. La norma EN 13432:2000 exige una biodegradación del 90 % en seis meses y menos del 10 % de residuos visibles tras 12 semanas.
El Dr. Adrian Higson, director general de Alder BioInsights y uno de los autores del informe, afirmó: “Nuestro informe demuestra que los plásticos biodegradables pueden desempeñar un papel importante para evitar la contaminación persistente por microplásticos”.
El informe se basa en ensayos a escala industrial realizados previamente por Envar Composting a través de la Coalición de Compostaje, financiada por UKRI. En operaciones rutinarias, diversos artículos compostables certificados mostraron perfiles de descomposición estables en condiciones estándar de compostaje industrial.
James Cooper, Director de Cumplimiento de Envar Composting, afirmó: «Nuestro trabajo consistía en demostrar lo que ocurre en la práctica, no solo en el papel. En nuestros ensayos para la Coalición de Compostaje, los materiales compostables certificados se descompusieron limpiamente al gestionarse mediante compostaje industrial estándar. Fundamentalmente, nuestro análisis no detectó microplásticos de plástico compostable en el producto analizado. Eso es lo que importa a los agricultores y productores: el resultado es limpio y apto para su propósito».
La investigación citada en el informe demuestra que, incluso cuando los materiales biodegradables no se descomponen completamente durante el compostaje, el proceso continúa una vez que el compost se aplica al suelo. Los microplásticos biodegradables, como el ácido poliláctico, sufren una mayor biodegradación impulsada por la actividad microbiana del suelo, lo que significa que continúan descomponiéndose en lugar de persistir en el medio ambiente.
El informe destaca la innovación en protectores de árboles biodegradables, donde se están desarrollando nuevos materiales para proteger los árboles durante cinco a siete años antes de degradarse en aproximadamente dos años, abordando así el desafío de los tiempos de degradación más prolongados en condiciones ambientales.
Un metaestudio de 2024 confirmó que los microplásticos biodegradables continúan descomponiéndose en el suelo, principalmente por hidrólisis, lo que impide la acumulación de fragmentos persistentes de microplásticos. Esto contrasta marcadamente con los microplásticos convencionales, que permanecen en el suelo indefinidamente.
El informe formula ocho recomendaciones clave, entre ellas el establecimiento de normas de biodegradación específicas para cada aplicación, el apoyo a la investigación sobre plazos de mineralización aceptables, la financiación de estudios sobre el destino ambiental a largo plazo y el desarrollo de marcos de seguimiento global de microplásticos de fuentes convencionales y biodegradables.
Este informe de BB-REG-NET enfatiza que, si bien los plásticos biodegradables no son una solución completa a la contaminación por microplásticos, ofrecen una trayectoria fundamentalmente diferente a la de los plásticos convencionales. Con un diseño de producto, un uso y una supervisión regulatoria adecuados, los materiales biodegradables y compostables pueden reducir significativamente la persiste