La Ley 7/2022, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, exige, desde el pasado 1 de enero, que la cantidad de plástico reciclado en los productos que forman parte del ámbito objetivo del impuesto especial sobre el plástico no reciclado usado en los envases no reutilizables, sea certificada por una entidad acreditada por ENAC, la Entidad Nacional de Acreditación, o por el organismo nacional de acreditación de cualquier otro Estado miembro de la Unión Europea, según la norma UNE-EN 15343:2008.
En los últimos años las empresas están incorporando de manera paulatina la sostenibilidad en sus estrategias de negocios y vinculando sus resultados a los ODS, como se observa en las empresas que elaboran sus informes de responsabilidad corporativa de acuerdo con la Iniciativa de Reporte Global (GRI, por sus siglas en inglés).
Entre los aspectos más destacados se incluye un llamamiento para mejorar la competitividad global del sector europeo del reciclaje a través de políticas comerciales equilibradas y una sólida promoción de los materiales circulares para posicionar a Europa como líder en la gestión sostenible de los recursos.
«Las empresas necesitan plástico reciclado de calidad similar al plástico virgen para implementarlo en sus procesos y, gracias a esta planta piloto, podremos contribuir a obtener plástico de alta calidad para aplicaciones tan importantes como el envasado de alimentos, los juguetes, productos del hogar y farmacéuticas», explica el catedrático en Ingeniería Química de la UA y responsable del proyecto, Andrés Fullana.
El documento pone de manifiesto las oportunidades que el aluminio supone para pasar de una economía lineal a una circular y sitúa a este material como alternativa indiscutible clave en el futuro sostenible de sectores muy relevantes para nuestro país como la automoción, la alimentación, la aeronáutica o la construcción, entre muchos otros.
La propuesta tiene en cuenta el ciclo de vida completo de los envases. Establece requisitos para garantizar que los envases sean seguros y sostenibles, exigiendo que todos los envases sean reciclables y que se reduzca al mínimo la presencia de sustancias preocupantes. También establece requisitos de etiquetado para mejorar la información al consumidor.
La energía solar, como una fuente inagotable, limpia y renovable, se perfila como una solución crucial para satisfacer la creciente demanda energética a nivel global. Sin embargo, las tecnologías de celdas solares tradicionales, basadas en materiales inorgánicos como el silicio, presentan desafíos relacionados con su coste y su impacto ambiental.
Además, este proyecto, denominado BATRAW, ha diseñado un modelo de pasaporte digital, requisito con el que deberán contar las baterías de los vehículos eléctricos comercializados a partir de 2026 en la Unión Europea, para garantizar su trazabilidad desde su producción hasta su reciclaje.
La planta tratará los rechazos de los residuos gestionados por CML, una de las principales empresas de la región especializada en residuos industriales. En concreto, en Valogreene CML se valorizará la fracción rechazo de materiales cuyo destino es el vertedero como envases de diferente tipo, compost fuera de especificación para aprovechamiento agrícola y lodos generados en el proceso de producción de artículos cosméticos.
EuRIC, la voz de las industrias europeas del reciclado, acoge con satisfacción el acuerdo, que incorpora la mayoría de los puntos principales de las industrias del reciclado, como el cumplimiento de la legislación de la UE por parte de los mercados en línea, el requisito de transparencia a la hora de informar sobre la destrucción de bienes no vendidos y la introducción del "Pasaporte Digital de Producto".
La ley, en el preámbulo "Permitir disociar la relación existente entre el crecimiento económico y la producción de residuos" ¿Qué significa? Que tenemos unos recursos limitados en este planeta y que tenemos que usarlos de forma más eficiente. Además, la ley hace un especial hincapié en los objetivos para el cambio climático de la agenda 2030 y las basuras en el medio marino. Los productos de plástico de un solo uso mencionados en el apartado D del anexo IV, que se introduzcan en el mercado deberán ir marcados de forma legible y visible.
Los sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR) son esenciales en el impulso hacia una economía más circular y sostenible. Particularmente, los SDDR abiertos presentan desafíos únicos en cuanto a trazabilidad y cumplimiento normativo. Estos sistemas permiten que envases reutilizables, como palets de madera modelo EUR, circulen entre múltiples actores, a menudo con cambios de propiedad, lo que complica garantizar su trazabilidad y retornabilidad.
Los SDDR o Sistemas de Depósito Devolución y Retorno, son sistemas en los que se cobra un depósito monetario al consumidor o comprador para garantizar el retorno del envase, teniendo en cuenta que este depósito no puede ser superior al valor de reposición en caso de pérdida del envase.
Aumentar el uso de envases retornables y reutililizables en un 25% para 2030 es un gran reto que The Coca-Cola Company va potenciar a través de máquinas dispensadoras. La reducción de residuos a través de esta estrategia ayudará a disminuir la huella de carbono en auge de la economía circular y la sostenibilidad.